Palacio de Mondragón

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Podemos decir que este Palacio es la obra arquitectónica civil más significativa de Ronda. De origen musulmán, esta residencia ha acogido a lo largo de su historia a reyes árabes, sudanés, nobles cristianos, etc. Y a pesar de que en la reconquista cristiana de la ciudad se llevaron a cabo numerosas reformas, aún podemos apreciar el estilo árabe presente entre sus muros.

Antes de maravillarnos con sus espectaculares patios, observamos el cuerpo exterior de fachada, que data del siglo XVIII, construido en sillería, y la portada, que posee un doble orden de columnas marcadas sobre pedestal dórico y jónico, coronándose con un frontón curvo que se rompe en el centro para alojar un tercer orden decorativo con columnas corintias apareadas.

Perdámonos ahora por la originalidad del primer patio, que posee una triple arquería baja en 3 de sus lados, a partir de arcos de medio punto primorosamente aparejados en ladrillo raspado sobre columna de mármol con basa capitel y ábaco.
La cornisa, a su vez, se construyó a base de ladrillo moldurado, dejando una faja lisa entre la cornisa y la franja que trasdosa los arcos, la cual se decora con riquísima azulejería.

En el segundo de los patios, encontramos un estilo gótico tardío reflejado en las columnas de piedra y capiteles reutilizados que soportan zapatas de madera y dan acceso a la planta intermedia, donde se encuentran las diversas salas del Museo que hoy albergan los muros palaciegos de Ronda.

El patio de entrada, por otra parte, es muy refinado, con galerías en dos de sus testeros, arcos de medio punto, alquitrabe, friso decorado con triglifos, metopas y cornisas. Todo ello magníficamente labrado en ladrillo, sobre columnas con basa y capitel corintio de estilo renacentista.

Maravillados quedamos ante el espacio que Ronda nos presenta en cada una de sus construcciones, pero en especial en esta, todos imaginamos cómo disfrutar de estos magníficos patios con lugar para todos nuestros gustos.